Rosa azul teñida de rojo Cap 4

Tic… Tac… Tic… Tac… suena el monótono sonido en la habitación de Hinata Hyuga quien esta revolviéndose en su cama por el sonido que le vuelve loca, no el del reloj si no dentro de sus sueños, el eco de una cadena moviéndose de un lado a otro. Le ha estado molestando desde el día en que llego a la casa de su primo Neji, no puede encontrar la causa de ese ruido fastidioso pero que a la vez se le hacia tan conocido como si siempre lo hubiera escuchado pero no recordaba donde, quería que se detuviera pero a la vez no, lo extrañaba cuando no lo sentía.

-Ya… ya… ¡YA PARA!...- Al principio murmuraba entre sueños pero no lo soporto mas y grito con todas fuerzas.

-Lo siento Hinata-chan no creí haber sido tan bruto.- A su lado estaba su primo algo afligido al ver a su prima revolverse de esa manera en la cama se preocupo y la movió levemente.

-No… no Neji-onisan la que lo siente soy yo, no debí gritarte así es que… tuve una pesadilla.- Hinata estaba realmente apenada y se escondió debajo de las sabanas.

-Bueno no importa… ya serví su desayuno.- Le dijo con ese tono de voz serio pero a la vez dulce.

-¿Qué? Me quede dormida… fuera… fuera tengo que alistarme.- De un salto salio de la cama y empujo a su primo fuera de su cuarto. Estaba con un pijama de seda, una camisa manga corta y un short ambos eran blancos con rosas azules.

Después de terminar de alistarse para el instituto bajo al comedor donde se encontró en la cabecera de la gran mesa su delicioso desayuno esperándola, unas tostadas algo… como quemadas con mermelada de durazno. Su primo no era muy bueno que digamos en la cocina sus comidas siempre se quemaban o se veían muy poco apetitosas. Hace unos días que Hinata vivía en la casa de su primo y no quería ser una desagradecida no comiendo sus comidas y como las doncellas estaban de vacaciones, si no quería morir de hambre o intoxicada tendría que empezar a encargarse de la cocina, ella era bastante buena en eso y le gustaba, así que no tendría problema.
Los primos estaban muy entretenidos hablando hasta que escucharon unos gritos histéricos en el patio de la casa de alado, salieron corriendo rápidamente y lo que se encontraron fue una situación algo graciosa, estaban una rubia y una pelirosa subidas sobre unas sillas, si Sakura e Ino, eran vecinas de Hinata pero bueno nada es perfecto.

-¡¡Kyaaaaaaa!! Una… una araña…- Gritaba la pelirosa muerta de miedo saltando en la silla.

-¡¡Mátenla!!... mátenla y sirvan para algo.- Igual de aterrada grito Ino pero aun así no dejaba de dar órdenes.

-Eto… niñas es solo una araña de goma.- El ojiblanco había saltado como si nada las rejas que separaban ambos jardines y en su mano tenia una simple araña de goma.

-¿Están bien?... Pregunto Hinata quien por dentro estaba que se moría de la risa.

-Parece tan real…- Dijo Sakura muy avergonzada mientras bajaba de la silla. A lo lejos se veía a un niño en el suelo descostillándose de la risa.

-Konohamaru niño del demonio… ¡Date por muerto!- La rubia salio gritan persiguiendo al niño.

Ambos primos suspiraron a la vez Neji volvió a su casa saltando la reja y fueron a buscar sus cosas para luego subir al auto e ir por Ten-Ten y así, depuse de aquel pequeño incidente, dirigirse juntos al instituto Yokay.


Mientras tanto entre los pasillos subterráneos de la antigua escuela quemada que hay debajo del instituto Yokay se escuchaban a tres personas hablando entre ellos en un extraño y antiguo dialecto, entraron a una gran habitación se notaba que hacia mucho tiempo atrás allí había habido un incendio pero aun así estaba firme, sus paredes eran decoradas por extraños signos icónicos y en el centro del suelo había un enorme símbolo muy similar al sharingan, sentado sobre un como sillón rojo había una persona de aspecto frío sus cabellos eran negros y largos vestía elegantemente y mientras bebía un liquido rojo que había en la copa de cristal, que tenia en su mano, mantenía sus ojos cerrados.
Los tres hombres vestidos de negro mostrando mucho respeto se arrodillaron ante el.

-Lo sentimos mi señor…- Hablo un hombre robusto de cabellos oscuros evitando mirar fijamente a su amo.

-No lo hemos encontrado aun… ni a el ni a ella.- Siguió un hombre alto de cabellos castaños mientras con su dedo índice acomodaba sus lentes.

-De nos un tiempo más les encontraremos pronto, sabemos que están en esta ciudad.- Termino por decir un hombre delgado rubio bastante apuesto.

-Son unos inútiles… ¡Grrr! Arrogo su copa contra el suelo y al abrir sus ojos se divisaron unos siniestros ojos rojos. –Saben muy bien que ellos son la llave para tener mis poderes al cien por ciento, solo tienen tres días...largo de aquí-

Los tres hombres asintieron a unisón, se levantaron intentado evitar ver la furiosa mirada de su amo y salieron de aquella habitación lo más rápido que pudieron. A los pocos segundos entraron por la misma puerta tres hermosas chicas entre sollozos y quejidos saltaron sobre su amo abrazándolo. Hablando las tres al mismo tiempo le dijeron:

-Amo tenemos hambre…- Reclamo una rubia de unos ojos azul noche.

-Estamos aburridas…- Se quejo una morocha de ojos celestes como el cielo.

-¿Qué acaso ya no nos quiera mas?...- Le susurro al oído un pelirroja de ojos verde jade.

-Shhh ya mis niñas, les prometo que hoy a la noche los otros bueno para nada les traerán una deliciosa niña.- Hizo una mueca de fastidio acariciando las suaves mejillas de una de ellas. Y mientras esperamos… podemos divertirnos un rato.- Una maliciosa media sonrisa apareció en su rostro.


Toc… Toc…Una joven de ojos grises toco tímidamente la puerta del aula A-2, estaba nerviosa y un leve sonrojos coloreaba sus mejillas, en sus manos sostenía una canastita de mimbre donde llevaba el almuerzo para alguien especial. Se escuchan los pasos detrás de la puerta y un hombre de cabellos gris y con su cara tapada la abre, sonríe con dulzura al verla a ella quien se sonrojo ya que lo primero que vio fue el amplio pecho de el, se sentía tan pequeña a su lado.

-Eto… Kakashi-sensei… le traje su almuerzo.- Le dijo muy apenada ofreciéndole la canastita.

-Muchas gracias Himeko-chan.- Su sensei tomo la canasta y volvió a sonreír al ver el sonrojo de la joven, le encantaba. Le dio un tierno beso en la frente.

-No fue nada Kakashi-sensei… eto…- En su rostro había un calida sonrisa y su voz sonaba amable, solo era así con la persona que tenia en frente.- Eto… pensé que quizás después de clases podríamos…-

-Lo siento Himeko-chan tengo exámenes que corregir.- La interrumpió antes de que pudiera continuar. –Sabes eres como la hermanita menor que siempre quise.- Apoyo su manos sobre la cabeza de Himeko.

-Eso me agrada… me tengo que ir a clases.- Se fue corriendo, ella no quería ser su hermanita menor, sus voz volvió a sonar fría y su mirada se volvió tan gélida como siempre.

-Lo siento Hime-chan…- Bajo su mirada y entro al aula cerrando la puerta tras de si.

-¿Por qué se puso así?- Pregunto Hinata quien había visto junto a su amiga Ten-Ten toda aquella escena.

-Yo no se si deba contarte esto Hina-chan pero creo puedo confiar en ti… veras hace unos pocos años atrás Himeko fue encontrada por Kakashi-sensei en los bosques con sus ropas desgarradas, cubierta de nieve aunque esa noche no había nevado era como si había estado en medio de una gran batalla y apenas había sobrevivido, la trajo al instituto y desde entonces vive aquí. Solo recordaba su nombre pero aun así no encontraron rastro alguno de su familia.- Le narraba su amiga mientras miraba fijamente a su amiga hizo una pausa.

-¡Oh! Ya veo…- Fue lo único que dijo la ojiblanca ya que no quería interrumpir a su compañera.

-Himeko sentía un gran aprecio por Kakashi-sensei su salvador pero con el pasar del tiempo ese aprecio se volvió en cariño un profundo y sincero cariño, algo imposible ya que el es nuestro sensei.- Termino por contar la castaña para luego suspirar.

-Te equivocas Ten-Ten nada es imposible…- Sintió algo dentro de su corazón al decir esto último. Toco el timbre y amabas se fueron a su siguiente hora de clase sin decir nada más.

Las siguientes horas de clases en el instituto Yokay pasaron con mucha lentitud y tranquilidad, en el aula A-2 estaban en la hora mas aburrida, tediosas, estresantes de todas… la clase de filosofía de Ebisu-sensei, no es que la filosofía fuese aburrida es que el las hacia aburridas. Del cielo empezó a caer con calma y sin prisa unos copos de nieve que paulatinamente se fundieron con el hermoso paisaje de primavera, los rayos del sol se reflejaban en la pureza de la nieve y las flores que recién se abrían deslumbraban con sus coloridos pero nadie lo notaba. La mitad de la clase imitaba a Shikamaru quien dormía sobre su mesa como en todas las clases, quien diría que el tiene las mejores notas de todo el instituto, Kiba por su parte jugaba con Akamaru como si fuera una marioneta, solo le faltaban los hilos, Sakura e Ino hablaban casi sin detenerse a respirar sobre como tener el pelo tan lindo y sedoso como los de ella, Ten-Ten leía totalmente abstraída del mundo que la rodeaba una novela romántica, Chouji se atragantaba con unos bocadillos, y Hinata veía a Himeko quien miraba por la ventana hacia ningún lugar en especifico, la ojiblanca pudo notar que los ojos de la joven estaban algo acuosos, desvió su mirada y vio el hermoso espectáculo.

-Esta nevando…- Susurro Hinata pero la escucho todo el salón.

-Wow que esplendida vista.- Dijeron varias personas al unisón, estaba en un segundo piso y se veía todo desde allí.

-Jóvenes por favor vuelvan a sus asientos.- Les ordeno Ebisu-sensei pero nadie le presto atención.

-Que raro… nieve en primavera.- Dijo Ten-Ten mientras cerraba su libro y sacaba una de sus manos por la ventana, donde callo un copo de nieve. –Frío.-

-Tsk… que problemático… tan solo son unos simples copos de nieve.- Hablo Shikamaru tras un bostezo había despertado por el bullicio que empezaron a hacer.

-¿Eso se come?- Pregunto Chouji viendo con hambre como la nieve caía.

-Woof… woof…- Ladro Akamaru.

-Si tienes mucha razón Akamaru.- Le contesto Kiba a su perro entendiendo perfectamente lo que le quería decir.

-Lo que cae del cielo no es nieve… “son lagrimas”.- Pensó para si Hinata mientras veía de reojo a Himeko quien seguía en la misma posición de antes sin inmutarse por nada.

Sonó el timbre de salida pero nadie le presto atención estaban como hipnotizados por lo que estaban viendo, de repente la nieve ceso y empezó a evaporarse a desaparecer como si nunca hubiera estado allí. Se sintieron suspiros, lamentos y quejidos la nieve era algo muy especial en el país del Fuego ya que allí no nevaba mucho que digamos y menos en primavera, se escucho cuando alguien corría su silla y tomaba sus cosas para salir por la puerta y dejar que se cerrara tras de sí. La única persona que faltaba era Himeko nadie lo noto, nadie excepto Hinata quien la estaba observando desde hace rato. Rápidamente y sin previo aviso Hinata tomo sus cosas y empezó a perseguir a Himeko caminaba bastante rápido y cuando la alcanzo la agarro fuertemente por la muñeca.

-Esta noche…- Unas frías palabras fue lo único que salio de su boca.

-¿Esta noche que Himeko-chan?- Pregunto la ojiblanca sin entender lo que su amiga le quería decir.

-“Ellos” saldrán de caza…- Le hablaba sin mirarle ya que le estaba dando la espalda, la mano de la ojigris era fría como el mismo hielo.

-Ya veo… parece que llegue en buen momento…- Ahora si entendió perfectamente lo que había querido decir. Su voz cambio de ser dulce por una arrogante una media sonrisa sobradora se formo en su rostro.

-Nos vemos Hi-na-ta.- Termino por decir para soltarse del agarre de su compañera e irse rápidamente del lugar perdiéndose entre la multitud de chicos y chicas que salían de sus salones.

-¿Qué hacían?- Pregunto Ten-Ten a espaldas quien estaba detrás de Hinata.

-Solo hablábamos…- Su voz volvió a ser como la de antes, esta vez agarro a la castaña por el brazo y empezó a caminar. –Vamos que Neji-onisan nos espera y sabes como se pone si llegamos tarde… además estoy segura que estas impaciente por verlo.-

-¿Pero que cosas dices Hina-chan? Tenía su mano libre sobre su mejilla que se empezaba a calentar mientras era como arrastrada por la ojiblanca.

-La verdad…- Fue lo último que dijo mientras saludo con su mano a su primo quien las esperaba apoyado en el capo de su auto.